El cine se fue definiendo como espectáculo de masas desde las primeras proyecciones de los hermanos Lumière. El público se sorprendió con el tren que parecía quería salirse de la pantalla. La reacción del grupo de personas tal que pasado el tiempo el espectador de cine fue viviendo en cada época situaciones más o menos similares que hablaban de la grandiosidad de una puesta en escena o de la magnífica interpretación de unos actores que dejaron un sello de indiscutible calidad.
El cine como medio permite crear espacios de ficción en los que el espectador se ve inmerso y logra disfrutar con lo que acontece delante de sus ojos, en una pantalla de grandes dimensiones y con un soporte sonoro que le hace vibrar con todo lo que pasa en la sala.
Es así que, como espectáculo de masas alcanza el máximo nivel cuando las salas se convirtieron en grandes coliseos, cuando del cine mudo se pasa al sonoro, cuando la pantalla convencional evoluciona a sistemas de proyección cada vez mas completos, o cuando la tecnología informática se aplica generando nuevas realidades que parecen predecir el futuro. Ese es el espectáculo que puede ofrecer el cine y hacia muchas de estas películas va el espectador en busca de entretenimiento.
La creación impulsada por la industria cinematográfica no alcanzaría el eco social que tiene -tanto en su dimensión nacional como internacional- de no ser por el diseño y la aplicación de una estrategia adecuada en la promoción y publicidad del producto que vende. Como espectáculo de masas debe contemplar con rigor la exigencia de ese público receptor, aprovechando los mitos surgidos en su propio seno y los soportes que realzan esos nombres que ejercen un poder de seducción indiscutible en la dinámica del mercado; no se olvida en este sentido todo el trasfondo propagandístico y el ejercicio censor impulsado en diversas épocas en todos los países. El negocio cinematográfico consigue casi todos los objetivos apoyándose en los medios especializados, en cuyos espacios se recoge la incesante actividad en torno a los festivales nacionales e internacionales y los premios que se conceden en las categorías más diversas. Así pues, los vínculos existentes entre el cine y la sociedad son muy estrechos y constantes a lo largo de su historia
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